Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El texto completo en español puede leerse en la página del Vaticano. Quien desee leer un resumen de su encíclica anterior puede hacerlo desde esta misma página. Resumen de la encíclica Laudato si.
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Introducción
El Papa comienza su encíclica diciendo que se ha inspirado en san Francisco de Asís. Concretamente en uno de sus consejos, aquel que invita a un amor que vaya más allá de las barreras de la geografía y el espacio (FT 1). La encíclica está dedicada a la fraternidad y la amistad social (FT 2).
El Papa destaca que san Francisco de Asís no imponía doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios. Nos dice que, en Egipto, Francisco acogió la verdadera paz interior, liberándose del deseo de dominar a los demás, haciéndose último y buscando la armonía con todos (FT 4).
La segunda fuente de inspiración para el Papa ha sido el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb. Las conversaciones habidas con él en Abu Dabi fueron el detonante que le movió a escribir esta encíclica (FT 5).
La finalidad de la encíclica no es resumir la doctrina sobre el amor fraterno, sino hacer hincapié sobre su universalidad (FT 6).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo I. Las sombras de un mundo cerrado
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sueños rotos en pedazos
El Papa, no sin razón, presenta un panorama desolador. Sus palabras denotan una gran decepción. Después del periodo esperanzador que se dio al terminar la Segunda guerra mundial (FT 10), considera que se ha dado un retroceso. Y saca una conclusión que no debemos olvidar: el bien no se alcanza de una vez para siempre, sino que ha de ser conquistado cada día (FT 11).
Francisco denuncia lo que llama una especie de «deconstruccionismo» de la historia. A los jóvenes de hoy se les invita a desligarse de la historia. De este modo se les deja sin raíces en un continuo partir de cero. Lo único que quedaría en pie sería «la necesidad de consumir sin limites» y un «individualismo sin contenidos» (FT 13). Deconstruir la historia tiene por finalidad eliminar los fundamentos de la sociedad. Así desaparece el espíritu crítico desde el que poder juzgar toda nueva propuesta. Esto hace a las personas muy vulnerables a toda clase de manipulación. «Son las nuevas formas de colonización cultural» (FT 14) dice el Papa.
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sin un proyecto para todos
Por otra parte, la encíclica denuncia que «hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar» (FT 15). En lugar de debatir sobre ideas, se busca destruir al otro en un juego mezquino de descalificaciones. En estas circunstancias se hace imposible «un proyecto de grandes objetivos para el desarrollo de toda la humanidad» (FT 16).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El descarte mundial
Para que unos puedan vivir muy bien, otros son descartados (FT 18). Debido a la falta de hijos, se da un envejecimiento de la población. Los ancianos son descartados, como ha sucedido en algunos lugares con el coronavirus (FT 19). Pero no solo ellos, también los trabajadores son descartados en un afán de reducir costos laborales. Esto conduce además al racismo (FT 20).
Por su parte el crecimiento económico ha dado lugar a mayores desigualdades, surgiendo de este modo «nuevas pobrezas» (FT 21).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Derechos humanos no suficientemente universales
«Los derechos humanos no son iguales para todos» (FT 22). Un modelo económico basado en las ganancias no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. En este mundo injusto, las mujeres pobres lo sufren especialmente. Proclamada su igualdad en dignidad y derechos con el varón, las decisiones y la realidad dicen otra cosa (FT 23).
Esta misma contradicción entre las palabras y los hechos la encontramos con el tema de la esclavitud. A día de hoy la esclavitud es un hecho. Y este hecho es especialmente cruel en el caso de las mujeres explotadas y obligadas a abortar. Se llega incluso al secuestro para la venta de órganos. Dado que las organizaciones criminales tienen un carácter global, la lucha contra estos crímenes requiere un esfuerzo conjunto y global (FT 24).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Conflicto y miedo
«Lo que es verdad cuando conviene a un poderoso deja de serlo cuando ya no le beneficia» (FT 25). El Papa habla también de «tercera guerra mundial en etapas«. Esto no llama la atención habida cuenta de la «ausencia de horizontes que nos congreguen» (FT 26). Se busca una falsa seguridad que no logra mitigar nuestros miedos ancestrales. Las murallas ya no están en torno a la ciudad. Ahora es el individuo quien se construye «su» mundo. Todo lo que queda fuera de este mundo ficticio deja de percibirse como humano, para ser un simple «ellos». Se abre paso una cultura de «muros», muros sobre todo en el corazón (FT 27). Muchas personas que se sienten abandonadas por el sistema terminan cayendo en las redes de las mafias, que se presentan como «protectoras» (FT 28).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Globalización y progreso sin un rumbo común
Sin ignorar los avances en distintas ramas de la ciencia, hay que lamentar un deterioro de la ética y de los valores espirituales. La situación mundial está dominada por la incertidumbre. Mientras tanto, el mundo guarda silencio frente a la muerte de millones de niños reducidos a esqueletos humanos (FT 29). Olvidando nuestra propia fragilidad, vemos cómo impera la indiferencia. Buscando nuestros propios intereses, olvidamos que vamos todos en la misma barca (FT 30). Da la impresión, dice el Papa, «de que se está produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana» (FT 31).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Las pandemias y otros flagelos de la historia
El covid-19 nos hizo conscientes durante un tiempo de que el mal de uno perjudica a todos (FT 32). El golpe que supuso la pandemia nos despertó de nuestros sueños de esplendor y grandeza. Esto nos hizo pensar más en todos los seres humanos más que en el beneficio económico de algunos. Fue un llamado a repensar nuestros estilos de vida (FT 33). No castigo divino, ni tampoco la naturaleza que se rebela, sino el grito de la realidad misma (FT 34). Ojalá que no olvidemos las lecciones de la historia, cayendo en un individualismo egoísta aún mayor (FT 35). No recuperar nuestro sentido de pertenencia sería el fin de la ilusión global. Ojalá que no caigamos en un «sálvese quien pueda», porque eso nos llevaría al «todos contra todos». Esto sería mucho peor que una pandemia (FT 36).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sin dignidad humana en las fronteras
Gobiernos populistas o neoliberales tratan de evitar a toda costa la llegada de inmigrantes. Mientras tanto se limitan las ayudas a los países pobres. De esta forma se obliga a sus gobiernos a tomar medidas de austeridad. Estas políticas están desgarrando la vida de muchas personas. Personas que huyen de guerras, persecuciones o catástrofes. Y también de otros que legítimamente buscan nuevas oportunidades (FT 37).
Lamentablemente, dice el Papa, otros deciden viajar a Occidente. Se sienten atraídos por nuestra cultura, pero traen expectativas poco realistas y terminan decepcionados. Separados de su cultura de origen, viven un desarraigo cultural y religioso. Estas migraciones masivas traen también consigo el empobrecimiento de sus comunidades de origen. Por eso es importante crear las condiciones para que las personas no se vean obligadas a emigrar (FT 38).

Además, en algunos países de llegada se dan situaciones de alarma y xenofobia. Aunque nunca se dirá que no son humanos, en la práctica, muchas veces son tratados como menos humanos. «Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones de la propia fe» (FT 39). Europa tiene los instrumentos culturales y religiosos para encontrar un equilibrio entre la defensa de los derechos de sus ciudadanos y la acogida del emigrante (FT 40). Es comprensible un cierto temor ante las personas migrantes. «Lo entiendo como parte del instinto natural de autodefensa». Pero la apertura a los otros es lo que nos hace fecundos (FT 41).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La ilusión de la comunicación
Al tiempo que se desarrollan actitudes cerradas e intolerantes, hoy en día se está perdiendo el derecho a la intimidad. «El respeto al otro se hace pedazos» (FT 42). Por otra parte, los medios de comunicación digitales crean una falsa sensación de sociabilidad (FT 43).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Agresividad sin pudor
Al tiempo que las personas continúan aisladas, se da una vinculación constante y febril. Esto favorece una agresividad insólita. Si se diera algo parecido en el cuerpo a cuerpo terminaríamos todos destruidos (FT 44). «Ello ha permitido que las ideologías pierdan todo pudor». Porque no se puede ignorar que hay muchos intereses económicos en juego. Así se crean grupos de personas que comparten ideología. En estos grupos cerrados se difunden noticias falsas que fomentan prejuicios y odios (FT 45).
Estos fanatismos que fomentan odios son protagonizados también por personas religiosas, incluidos los cristianos. Y no solo personas aisladas sino también medios católicos contribuyen a ello (FT 46).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Información sin sabiduría
«La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad». Sin embargo, hoy no se tolera que la realidad imponga sus límites. Se elige lo que nos gusta, y esto incluye a los seres humanos (FT 47). Y se ha perdido la capacidad de escucha (FT 48). Desaparecida la capacidad de silencio y escucha, todo se vuelve frenético tecleo. Nos encontramos con un nuevo estilo de vida donde crear una realidad a la medida de nuestros gustos (FT 49).
Hay un exceso de información que no supone una mayor sabiduría y que nos impide madurar en el encuentro con la verdad. Nos venden la ilusión de una libertad que es únicamente libertad para navegar frente a una pantalla (FT 50).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sometimientos y autodesprecios
Algunos países ricos son presentados como modelos culturales. De esta manera, los países pobres no procuran crecer con su propio estilo, sino que se limiten a copiar. Esta admiración por lo ajeno redunda en deterioro de la autoestima nacional (FT 51). Destrozando la autoestima de los pobres se crea una cultura al servicio de los poderosos. Porque, ignorando la cultura de los pueblos pobres, se les impide crear proyectos eficientes y sostenibles (FT 52). El Papa añade que no hay peor alienación que la experiencia de no tener raíces (FT 53).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Esperanza
El Papa termina este capítulo con unas palabras de esperanza. Es significativo que la esperanza venga motivada por el agradecimiento. En este tiempo de pandemia menciona de forma pormenorizada a aquellos que dieron su vida garantizando a los demás los servicios esenciales. Todos aquellos que comprendieron que nadie se salva solo (FT 54). Porque la esperanza sabe mirar más allá de las comodidades personales, para abrirse a los grandes ideales (FT 55).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo II. Un extraño en el camino
El Papa nos dice que el primer capítulo no es una «aséptica descripción de la realidad». Porque lo que sucede al resto de seres humanos, en especial a los pobres, no puede ser ajeno a los cristianos. Por eso, dedica este capítulo íntegro a comentar la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10,25-37), cuyo texto reproduce íntegro (FT 56).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Contexto bíblico de la parábola del buen samaritano
Esta parábola recoge un trasfondo de siglos. Ya en el libro del Génesis Dios pregunta: «¿Dónde está tu hermano Abel?» (Gn 4,9). Nuestra respuesta no puede ser la de Caín: «¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?» (Ibid). Ningún determinismo puede justificar nuestra indiferencia. Es necesario crear una nueva cultura (FT 57).
Y Job defiende su causa alegando que todos los seres humanos hemos sido creados por un mismo Dios (cf. Job 31,15). Con una imagen musical, algo semejante dirá san Ireneo (FT 58).
Por su parte las tradiciones judías restringían el cuidado de los otros a los miembros del pueblo de Israel. Sin embargo, entre los judíos de la diáspora, se comenzó a dar una cierta apertura. El Sirácida ya contempla la misericordia universal de Dios: «La misericordia de cada persona se extiende a su prójimo, pero la misericordia de Dios alcanza a todos los vivientes» (Sir 18,13). (FT 59).
En el Nuevo Testamento encontramos ya un llamado al amor universal. «Traten a todos los demás como ustedes quieran ser tratados, porque en esto consisten la Ley y los Profetas» (Mt 7,12). (FT 60).
Ya en los textos más antiguos de la Biblia encontramos una motivación para abrir el corazón al extranjero. El recuerdo de que el pueblo de Israel también vivió como extranjero en Egipto. Puede verse en: Ex 22,20; 23,9; Lv 19,33-34; Dt 24,21-22). Pero es en el Nuevo Testamento donde el llamado al amor resuena con fuerza: Gal 5,14; 1 Jn 2,10-11; 3,14; 4,20). (FT 61).
Pero también esta propuesta podría entenderse mal, generando entre los cristianos grupos cerrados. Por eso san Pablo exhorta a tener caridad dentro de la comunidad, «y con todos» (1 Tes 3,12). (FT 62).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El abandonado

Jesús cuenta que había un hombre tirado en el camino. Había sido asaltado y estaba herido. Ante este hecho, varios pasaron sin detenerse. Pero otro se acercó, le curó y pidió ayuda. Puso dinero, pero puso sobre todo su tiempo. Seguramente también él tendría sus planes para ese día, pero fue capaz de dejarlo todo para atender al herido (FT 63).
El Papa lanza un duro interrogante: «¿con quién te identificas?«. Por lo que dice a continuación, parece más un reproche que una pregunta. La sociedad actual, señala, ha crecido en muchos aspectos. Sin embargo, somos «analfabetos» en preocuparnos de los más débiles en nuestras sociedades desarrolladas (FT 64).
Una persona puede ser asaltada en la calle sin que nadie la auxilie. Más aún, muchos huyen después de un atropello. La prioridad es evitar problemas. Situaciones parecidas, aunque más sutiles, son habituales. Vivimos en una sociedad enferma (FT 65).
Frente a esto, la parábola del buen samaritano nos muestra cómo la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás (FT 66). Ante tanta herida, la única alternativa es ser como el buen samaritano. Él nos muestra cómo se puede «rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás». La parábola nos muestra, además, la actitud de aquellas personas que solo piensan en sí mismas (FT 67). No se trata de un ideal abstracto, sino de algo esencial al ser humano. Hemos sido hechos para una plenitud que solo se alcanza en el amor. No podemos ser indiferentes al dolor de otros. No podemos dejar que nadie quede «a un costado de la vida» (FT 68).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Una historia que se repite
El encuentro con el hombre herido es indefectible en cuanto nos ponemos en camino. Por eso, cada día nos enfrentamos a la disyuntiva de ser buenos samaritanos o pasar de largo. Y, si miramos con mayor perspectiva, todos hemos enfrentado las tres situaciones en algún momento de nuestra historia (FT 69).
Frente al caído, desaparecen las diferencias sociales y religiosas. Caen las máscaras y aparece la verdad desnuda de cada uno. Solamente hay dos tipos de persona: los que se hacen cargo del dolor del otro y los que pasan de largo (FT 70). La desidia social y política está dejando muchos heridos por el camino. Y, en su parábola, Jesús no plantea vías alternativas (FT 71).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Los personajes
Jesús comienza su parábola con un asalto ya consumado. A los salteadores se limita a mencionarlos, porque ya los conocemos (FT 72). La mirada se detiene entonces en los que pasan de largo. Un pasar de largo que puede ser inocente o intencionado, y que presenta muchas formas. Una es la indiferencia. Otra forma de desentenderse en mirar hacia fuera, esperar que otros países vengan en nuestro auxilio (FT 73).
En los que pasan de largo hay que señalar que eran personas religiosas. Más aún, se dedicaban a dar culto a Dios. Esto es un fuerte llamado de atención por parte de Jesús. Una persona puede creer que está cerca de Dios, que le da culto y, sin embargo, no estar haciendo su voluntad. La apertura del corazón a los hermanos es la garantía de una auténtica apertura a Dios. La paradoja es que muchos que dicen no creer en Dios cumplen a veces su voluntad mejor que los creyentes (FT 74).
Los que pasan de largo son aliados de los salteadores. Unos esquilman a la sociedad y otros se benefician del saqueo. Hay una actitud hipócrita en quienes critican la situación, pero no hacen nada por arreglarla. El «todo está mal» es el argumento para decir: «no tiene arreglo». Hundir a un pueblo en el desaliento es una forma perversa de cerrar el círculo en apoyo de los poderes que se adueñaron de los recursos y de la capacidad de pensar (FT 75).
Finalmente, el hombre herido somos también nosotros mismos. Desamparados por instituciones impotentes o dirigidas al servicio de los intereses de unos pocos. Porque hoy se da una forma recurrente de mirar para otro lado. Es esa forma políticamente correcta de poner al herido en el centro del discurso. De mirarle, pero sin tocarlo (FT 76).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Recomenzar
No esperemos todo de los que nos gobiernan, dice el Papa. Porque esto sería infantil. Que otros continúen luchando por el poder, mientras nosotros nos ponemos al servicio del bien (FT 77). «Busquemos a otros y hagámonos cargo de la realidad«. Las dificultades parecen enormes, pero veámoslas como oportunidad de crecer, no como motivo de tristeza. Y no lo hagamos solos. El buen samaritano necesitó el concurso del hospedero. La fuerza del grupo es mayor que la suma de lo que puede cada uno (FT 78). Y tengamos la actitud próxima y desinteresada del buen samaritano (FT 79).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El prójimo sin fronteras

Con esta parábola, Jesús responde a la pregunta: «¿Quién es mi prójimo?«. En tiempos de Jesús, prójimo era el más cercano. Se entendía que la ayuda debía dirigirse en primer lugar a los del propio grupo. Jesús le da la vuelta a la pregunta. No nos dice quiénes son los cercanos a nosotros, sino que nos invita a volvernos cercanos (FT 80).
Jesús nos está diciendo que nos hagamos cercanos de quien necesita nuestra ayuda. No importa si pertenece o no a los nuestros. Es un llamado a hacerme prójimo de los demás (FT 81). Hay un detalle que no podemos pasar por alto. El herido era judío y quien le ayudó samaritano. Es importante señalar que los judíos despreciaban a los samaritanos. Jesús nos muestra así un amor abierto a todos (FT 82).
De las malas relaciones entre judíos y samaritanos tenemos un testimonio en el encuentro de Jesús con la samaritana (cf. Jn 4,9). Deseando insultar a Jesús, los judíos le llaman samaritano (cf. Jn 8,48). Esto nos muestra la potente interpelación que supone esta parábola, la universalidad que debe tener nuestro amor (FT 83).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La interpelación del forastero
En otra parte del evangelio Jesús dice: «Fui forastero y me recibieron» (Mt 25,35). Jesús podía pedirnos esto, porque él hizo suyos los dramas de los demás (FT 84). Además, para los cristianos, estas palabras tienen una dimensión trascendente. No solo apertura al otro, sino la seguridad de que en el otro nos encontramos con Cristo (cf. Mt 25,40. 45). Sabemos que Dios ama a todos los seres humanos con un amor infinito. Sabemos también que Cristo derramó su sangre por todos y cada uno de nosotros. Y, si vamos a la fuente última, nos encontramos con una comunidad de tres Personas (FT 85).
Es sorprendente que la Iglesia haya tardado tanto tiempo en condenar la esclavitud y otras formas de violencia. Sin embargo, todavía hay algunos que consideran compatibles con su fe ciertas formas de nacionalismo y una actitud xenófoba. Por eso es tan importante que la predicación y la catequesis expongan con claridad las motivaciones para amar y acoger a todos (FT 86).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo III. Pensar y gestar un mundo abierto
El ser humano solamente puede encontrar su plenitud en la entrega sincera de sí mismo a los demás. «Nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a los que amar» (FT 87).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Más allá
Estamos hechos para el amor. Por eso, el hombre precisa salir de sí mismo (FT 88). Pero mi vida no se puede limitar a un pequeño grupo, ni a mi familia. Cuando nuestra relación es sana y verdadera, es apertura a los demás en círculos que se van abriendo. Los grupos cerrados, que se constituyen en un «nosotros», suelen ser formas idealizadas de egoísmo (FT 89). De ahí la importancia de la hospitalidad en pequeñas poblaciones que vivían en zonas desérticas. También en las comunidades monásticas medievales. La hospitalidad es una forma de encuentro con la humanidad más allá del propio grupo (FT 90).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El valor único del amor
Las personas pueden desarrollar actitudes que tienen apariencia de virtud. Sin embargo, para que podamos hablar de virtud, tiene que venir acompañada de la caridad. De otro modo no podrá contribuir a la construcción de una vida en común (FT 91).
La altura espiritual viene marcada por el amor. Sin embargo, algunos creyentes piensan que su grandeza reside en la imposición de sus ideologías o en la defensa violenta de la verdad (FT 92).
El afecto hacia el otro es que nos lleva a buscar su bien gratuitamente. La caridad es considerar al otro «caro», es decir, valioso. Y, porque nos es «grato», le damos algo gratis (FT 93). El amor implica mucho más que una serie de acciones benéficas. El amor al otro nos mueve a buscar lo mejor para él (FT 94).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La creciente apertura del amor
«Por su propia dinámica, el amor reclama una creciente apertura» (FT 95). Esta necesidad de ir más allá de los propios límites vale también para las regiones y los países (FT 96).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sociedades abiertas que integran a todos
No debemos entender las periferias en un sentido exclusivamente geográfico. Hay periferias que están cerca de nosotros, incluso en nuestra familia. Lo mismo se puede decir de la universalidad del amor. «Forastero» es el que no pertenece a «mi mundo», al círculo que comparte mis intereses. Y cada hermano que sufre, ignorado por mi sociedad existencial, es un forastero existencial, sin importar donde haya nacido. Algunas personas pueden sentirse extranjeros en su propia tierra, porque el racismo muta, pero está siempre al acecho (FT 97).
El Papa recuerda aquí a los que él llama «exiliados ocultos» para referirse a los discapacitados. No se trata de cuidarlos, sino de que participen activamente de la sociedad civil y eclesial. Lo mismo puede decirse de los ancianos, que tantas veces se sienten como una carga. Ellos también pueden aportar al bien común a través de su «biografía original» (FT 98).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Comprensiones inadecuadas de un amor universal
El amor universal hunde sus raíces en la «amistad social«. No tiene nada que ver con ese falso universalismo de quien necesita viajar continuamente. Solo abriendo horizontes dentro del propio pueblo puede darse el verdadero amor universal (FT 99). Tampoco es el universalismo autoritario y abstracto de quien sueña con homogeneizar la humanidad. Ese falso sueño universalista pretende quitar al mundo las diferencias que lo enriquecen y lo humanizan (FT 100).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Trascender un mundo de socios
Volvamos a la parábola del buen samaritano. Los personajes que pasan de largo, no se centraban en ser cercanos. Para ellos lo importante es su función, el papel que desempeñaban en la sociedad. Se sentían importantes y, por eso, su urgencia era el rol que debían cumplir. Por otra parte, el herido era un don nadie, una molestia para ese proyecto. El samaritano, en cambio, quedaba fuera de estas categorías. Por eso podía ser flexible con sus tareas y con su tiempo. De esta manera se muestra disponible para abrirse a la novedad que suponía el hombre herido que le necesitaba (FT 101).
¿Qué cabida tiene la enseñanza de esta parábola en un mundo en el que surgen por doquier grupos que se aferran a su identidad? En organizaciones autorreferenciales no hay posibilidad alguna de que nos volvamos prójimos. En organizaciones así no cabe hablar de «prójimo», en todo caso podríamos hablar de «socio» (FT 102).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Libertad, igualdad y fraternidad
La fraternidad no se consigue únicamente respetando las libertades. Tampoco está garantizada aunque se den ciertas condiciones de equidad. Sin la fraternidad, la libertad se debilita. Porque la libertad no es pura autonomía, sino que está orientada al amor (FT 103).
Tampoco lograremos la igualdad definiendo en abstracto que todos los seres humanos somos iguales. Porque la igualdad es fruto de un cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad. Por consiguiente, en un mundo cerrado constituido por quienes no saben ser sino «socios», no hay lugar para los de fuera (FT 104).
«El individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos». Es falso que podamos construir el bien común como la suma de los intereses individuales. De hecho, el individualismo radical es el virus más difícil de vencer (FT 105).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Amor universal que promueve a las personas
Para alcanzar la amistad social y la fraternidad universal es esencial el reconocimiento del valor del ser humano, cualquiera que sea su circunstancia (FT 106). Todo ser humano tiene derecho a desarrollarse plenamente, aunque sea poco eficiente o tenga cualquier limitación. Porque ese derecho no se fundamenta en sus circunstancias, sino en el valor esencial de la persona (FT 107).
Algunas sociedades acogen este principio, pero lo hacen a medias. Aceptan que haya posibilidades para todos, pero el resto depende de cada uno. Desde esta perspectiva, no resulta rentable invertir en los frágiles (FT 108).
Quienes han nacido en un hogar acomodado, seguramente no necesitarán del Estado, y solo reclamarán libertad. Pero no es esta la situación de quienes tienen una discapacidad, han crecido en la pobreza extrema, recibieron una educación de baja calidad o están enfermos. Así pues, no habrá lugar para estas personas en una sociedad donde reine la libertad de mercado. Y, de este modo, habremos vaciado de sentido la palabra «fraternidad» (FT 109).
Es contradictorio hablar de libertad económica, cuando esta es inaccesible para muchos. Una sociedad humana y fraterna debe posibilitar que cada uno de sus miembros dé lo mejor de sí mismo. De modo que nadie quede excluido, aunque su eficiencia sea poco destacada (FT 110).
Hoy existe la tendencia a reivindicar cada vez más los derechos individuales, olvidando que la persona humana se realiza saliendo de sí misma. Y olvidando también que la búsqueda individual de libertades que no se encaminan al bien común termina siendo fuente de conflictos y violencias (FT 111).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Promover el bien moral
Tenemos que decir que la búsqueda del bien de los demás incluye la maduración humana de los individuos y de las sociedades. Porque el objetivo no se puede limitar a su bienestar material, sino que incluye los valores morales en orden a lograr un desarrollo humano integral (FT 112).
El Papa destaca con dolor, que llevamos ya mucho tiempo de degradación moral. Ha llegado el momento de promover el bien para nosotros mismos y para los demás (FT 113).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El valor de la solidaridad
Para promover la solidaridad como virtud moral y actitud social, es necesario que se comprometan a ello quienes tienen una tarea educativa. En primer lugar las familias cuya labor formativa en orden a la fe y los valores es insustituible. Pero también de los educadores que tienen a su cargo niños y jóvenes. Sin olvidar a quienes se dedican al mundo de la comunicación, cuya labor formativa es especialmente importante hoy en día (FT 114).
En unos momentos en los que todo parece diluirse, necesitamos encontrar un punto de solidez. Por eso, la ayuda al hermano en su fragilidad y la búsqueda del bien común puede darnos la firmeza que necesitamos. Esta solidaridad puede tomar muchas formas, pero debe ser siempre concreta. No constituida por ideales abstractos, sino mirando el rostro del hermano, haciéndonos cercanos a quien nos necesita (FT 115).
La solidaridad está especialmente presente entre los pobres. En cambio, en nuestra sociedad es incluso mal vista. Porque solidaridad no es ayudar de forma esporádica, sino pensar la realidad en términos de comunidad. También es luchar contra las causas estructurales de pobreza, así como enfrentar los aspectos destructores del imperio del dinero. Entendida en su sentido más hondo, solidaridad es lo que llevan a cabo los movimientos sociales (FT 116).
Cuando hablamos de la casa común, estamos apelando a ese mínimo de conciencia social que puede haber en las personas. Por ejemplo lo que sucede cuando alguien economiza el agua, aunque la tenga de sobra (FT 117).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Reproponer la función social de la propiedad
El mundo existe para todos, porque todos nacemos con la misma dignidad. Por eso, aunque somos diferentes, nadie puede esgrimir estas diferencias para justificar los privilegios de unos pocos. Por consiguiente, como comunidad estamos obligados a garantizar que cada persona viva con dignidad. Y que todos tengan la oportunidad de alcanzar su desarrollo integral (FT 118).
En los primeros siglos del cristianismo, algunos autores afirmaron con claridad que, si alguien no tiene lo suficiente para vivir es porque alguien se lo está quedando. San Juan Crisóstomo afirma: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida». Y san Gregorio Magno: «Cuando damos a los pobres las cosas indispensables, no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo» (FT 119).
Francisco hace suyas las palabras de san Juan Pablo II, señalando que quizá sus palabras han pasado desapercibidas. Dice así: «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno». El Papa señala que, para la Iglesia, la propiedad privada nunca ha sido un derecho absoluto, ni intocable. El derecho prioritario es el uso común de los bienes creados. Y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Sin embargo, con frecuencia, los derechos secundarios se imponen sobre los derechos primarios (FT 120).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Derechos sin fronteras
Así como es inaceptable que alguien tenga menos derechos por ser mujer, lo mismo ocurre con el extranjero. Nadie puede quedar excluido (FT 121).
El derecho de algunos a la libertad de empresa no puede estar por encima de los derechos de los pueblos, la dignidad de los pobres o el respeto al medio ambiente (FT 122).
Es verdad que la actividad de los empresarios es una noble vocación orientada a mejorar el mundo para todos. Pero estas capacidades deberían orientarse a la superación de la miseria y la diversificación de las fuentes de trabajo. Y teniendo siempre presente que el derecho a la propiedad privada está subordinado al bien común (FT 123).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Derechos de los pueblos
La convicción del destino común de los bienes de la tierra hay que aplicarlo hoy a los países. Podemos decir que cada país es también del extranjero, porque los bienes de un país no pueden negarse al necesitado que viene de fuera (FT 124).
Esto supone, además, una forma diferente de entender las relaciones internacionales. Si el mundo es de todos, no importa si una persona ha nacido aquí o vive fuera de nuestras fronteras. También mi nación es responsable de su desarrollo, aunque pueda cumplir esta tarea de diversas maneras. Bien acogiéndolo con generosidad, bien promoviéndolo en su propia tierra. Y, desde luego, no vaciando de recursos naturales a países enteros. Pero, el no reconocimiento de la igual dignidad humana lleva a considerar como «lastre» a las regiones más pobres (FT 125).
No hay modo de resolver los graves problemas del mundo pensando únicamente en la ayuda mutua entre individuos o pequeños grupos. Por eso es imprescindible plantear una nueva red de relaciones internacionales. Estamos hablando de la necesidad de preservar el derecho de los pueblos a la subsistencia y el progreso. Pero este derecho se ve cercenado muchas veces por la «deuda externa«. El Papa reconoce la obligación que los países tienen de pagar sus deudas. Sin embargo este pago no puede impedir la subsistencia y el crecimiento de los países deudores (FT 126).
Se trata de otra lógica. Sin esta lógica, las palabras del Papa sonarán a fantasía. Pero si se acepta que, por el mero hecho de compartir la humanidad, tenemos los mismos derechos, es posible soñar otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que garantice tierra, techo y trabajo para todos. Solamente así, y no mediante amenazas, alcanzaremos la paz (FT 127).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo IV. Un corazón abierto al mundo entero
La afirmación de que todos los seres humanos somos hermanos y hermanas nos obliga a asumir nuevas perspectivas (FT 128).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El límite de las fronteras

Cuando el prójimo es una persona migrante, se añaden nuevos desafíos. Es verdad que lo ideal es que las personas no tuvieran necesidad de migrar. Pero esto, que se lograría generando mayores posibilidades en sus países de origen, está lejos de ser una realidad. Mientras tanto, debemos respetar el derecho de toda persona a encontrar un lugar donde poder realizar su proyecto de vida. Esta es nuestra tarea, que se puede resumir así: acoger, proteger, promover e integrar. Porque no se trata de dejar caer desde arriba programas de protección social, sino de recorrer juntos el camino. Construir ciudades y países donde, sin perder nuestra identidad, enriquecernos con la pluralidad de otras identidades culturales y religiosas (FT 129).
Esto nos obliga a respuestas ineludibles, en especial ante quienes huyen de graves crisis humanitarias. Por ejemplo: visados, corredores humanitarios, alojamiento digno, seguridad, asistencia consular. Que conserven su documentación, acceso a la justicia, poder abrir cuentas bancarias. Que tengan garantía de subsistencia, libertad de movimiento y posibilidad de trabajar. Proteger a los menores y garantizar su educación. Garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar. Y, finalmente, preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos (FT 130).
Para quienes llevan ya tiempo entre nosotros, es muy importante la plena ciudadanía y evitar el término minorías, porque es discriminatorio (FT 131).
Ahora bien, los Estados no pueden por su cuenta aplicar medidas adecuadas. Por lo tanto las soluciones deben tener un ámbito internacional. En cualquier caso, las soluciones deben plantearse a medio y largo plazo. Porque no basta con dar una respuesta inmediata ante una emergencia. Las medidas deben servir para integrar a los inmigrantes en su lugar de destino y favorecer el desarrollo de los países de origen (FT 132).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Las ofrendas recíprocas
La llegada de migrantes es una oportunidad de enriquecimiento y desarrollo humano y debe ser vista como un don. Por eso, el Papa exhorta especialmente a los jóvenes. Para que no caigan en las redes de quienes quieren enfrentarlos con los jóvenes llegados de otros países (FT 133).
Cuando se acoge de corazón a la persona diferente, se la acepta tal como es al tiempo que se le abren nuevos horizontes. La diversidad de culturas que se han gestado a lo largo de siglos deben ser preservadas para no empobrecer este mundo (FT 134).
Así sucede, por ejemplo, la cultura de los latinos puede hacer mucho bien en los Estados Unidos. Del mismo modo que la fuerte inmigración italiana ha marcado a la sociedad argentina. Y también la importancia de judíos ha dejado su impronta en Buenos Aires (FT 135).
Ampliando la mirada, la espiritualidad de Oriente podría ser remedio para el materialismo de Occidente. Y también el desarrollo tecnológico y científico de Occidente podría ser remedio para muchas de las carencias de Oriente (FT 136).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El fecundo intercambio
La ayuda entre países beneficia a todos. Tenemos que tomar conciencia de que hoy, o nos salvamos todos o no se salva nadie. Los sufrimientos en un lugar del planeta terminan afectándonos a todos (FT 137).
Esto, que siempre fue cierto, hoy lo es más que nunca debido a la globalización. En resumidas cuentas, esto significa que la ayuda al desarrollo de los países pobres nos beneficia a todos. Esta ayuda deberá traducirse en dar una voz eficaz a los países pobres e incentivar su acceso al mercado internacional (FT 138).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Gratuidad que acoge
Ahora bien, que no se entienda este planteamiento como una forma de utilitarismo. Existe la gratuidad que permite acoger al extranjero, aunque de momento no traiga un beneficio tangible. Pero hay países que solo quieren acoger a científicos e inversores (FT 139).
Quien no vive la gratuidad convierte su existencia en un comercio ansioso. Pero Dios «que hace salir el sol sobre buenos y malos» (Mt 5,45) da gratis. Porque hemos recibido la vida gratis, podemos dar gratis (FT 140).
La verdadera calidad de un país se mide por la capacidad de pensar en la familia humana más allá de sus fronteras. Los nacionalismos cerrados conciben erróneamente un desarrollo propio al margen de la ruina de los demás. De este modo ven al inmigrante como usurpador y al pobre como peligroso. Al mismo tiempo llegan a la ingenuidad de ver a los poderosos como generosos benefactores (FT 141).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Local y universal
No podemos olvidar la tensión que existe entre globalización y localización. Debemos prestar atención a lo global para no ser cortos de miras. Pero también debemos atender a lo local para caminar con los pies en la tierra. Una mirada al mismo tiempo global y local nos librará de dos extremos. De una parte evitar un universalismo abstracto y de otra convertir nuestra sociedad en un museo folklórico. La fraternidad universal y la amistad social son dos polos inseparables y coesenciales (FT 142).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El sabor local
La solución no es una apertura que renuncie al propio tesoro. Solo puedo acoger al diferente, si estoy firmemente arraigado en mi pueblo con su cultura. El bien universal también exige que cada uno proteja y ame su propia tierra. En esto se fundamenta el derecho de propiedad. Cada uno cuida de lo suyo para el bien común (FT 143).
El encuentro con otras culturas nos capacita para percibir aspectos de nuestra propia cultura que otros no perciben. Lo universal no debe ser entendido como homogeneizante (FT 144).
Hay una falsa apertura a lo universal, la de aquellos que desprecian a su propio pueblo. Ampliar la mirada no supone un desarraigo. Es trabajar en lo pequeño, pero desde una perspectiva más amplia (FT 145).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El horizonte universal
Hay narcisismos localistas que no suponen un verdadero amor al propio pueblo y cultura. Porque son fruto del miedo al otro. Toda cultura sana es abierta y acogedora por naturaleza (FT 146).
Sin el contraste con el diferente, es difícil reconocer nuestra propia realidad. Las demás culturas no son enemigos de los que hay que defenderse, sino reflejos diferentes de la inmensa riqueza de la vida humana (FT 147).
Una sana apertura nunca atenta contra la propia identidad. En el encuentro con otras culturas, una cultura viva no realiza una copia, sino una síntesis de la que sale algo nuevo. Cuidar las propias raíces no significa convertir la propia cultura en algo estático y cerrado a toda forma de mestizaje (FT 148).
Conviene recordar que la sociedad mundial no es la suma de los distintos países, sino la misma comunión que existe entre ellos. Al contrario, el grupo particular surge de la inclusión mutua, que es previa (FT 149).
En definitiva, ningún pueblo, cultura o persona puede obtener todo de sí. La conciencia de los límites propios se convierte así en la clave desde la que soñar un proyecto común (FT 150).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Desde la propia región
Una adecuada apertura al mundo supone la capacidad de abrirse al vecino en una familia de naciones. El Papa está hablando de una integración cultural, económica y política con los pueblos cercanos (FT 151). Y pone el ejemplo de la fraternidad que existe entre los vecinos de los barrios populares. Ojalá, dice, pudiera darse esto mismo entre países cercanos (FT 152).
Hay países poderosos y grandes empresas que aprovechan las desavenencias entre países vecinos, para negociar con cada uno por separado. Por eso es tan importante la unión de países pequeños o pobres para unirse y negociar en bloque. Porque hoy ningún país aislado está en condiciones de asegurar el bienestar a su población (FT 153).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo V. La mejor política
Hace falta la mejor política puesta al servicio del bien común. Hoy en día, sin embargo, la política suele tomar formas que dificultan el camino hacia este fin (FT 154).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Pluralismos y liberalismos
El desprecio hacia los débiles toma dos formas diferentes. Tanto las formas populistas como las formas liberalistas rechazan un mundo abierto en el que todos tengan lugar (FT 155).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Popular o populista
Hemos desgastado los términos popular y populista a base de un uso abusivo de los mismos. De este modo, calificar a alguien de populista es una forma de desacreditarlo. Por otra parte, cuando alguien opina sobre cualquier tema, difícilmente puede escapar de la clasificación como «populista» o «no populista» (FT 156).
Ahora bien, los términos «pueblo» y «popular» son imprescindibles para expresar ciertas realidades que son irrenunciables. Porque la sociedad es mucho más que una mera suma de individuos. Y porque es muy difícil llevar a cabo algo grande a largo plazo si no logramos convertirlo en un sueño colectivo. Y esto es lo que expresan el sustantivo «pueblo» y el adjetivo «popular» (FT 157).
El término pueblo no es una categoría lógica ni una categoría mística, sino una categoría mítica. Ser parte de un pueblo es formar parte de una identidad común. Esta identidad común se forja por medio de lazos sociales y culturales que nos encaminan lentamente hacia un proyecto común (FT 158).
Hay líderes populares capaces de interpretar el sentir de un pueblo. Pero el líder se vuelve populista cuando cautiva al pueblo para instrumentalizarlo en favor de su propio proyecto y de su perpetuación en el poder (FT 159).
Por eso, los populismos desfiguran el concepto «pueblo», porque no hablan de un verdadero pueblo (FT 160). Otra forma de degradación del liderazo popular es el inmediatismo. El líder responde a exigencias populares, para garantizarse los votos (FT 161).
Lo verdaderamente popular es el trabajo. Asegurar que cada uno pueda desarrollar sus capacidades. La mejor ayuda para el pobre es asegurarle un trabajo que sirva para su sustento. El trabajo dignifica a la persona y la hace crecer. Las ayudas económicas deben ser únicamente solución provisoria para resolver urgencias (FT 162).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Valores y límites de las visiones liberales
Porque la ideología liberal considera a la sociedad como la suma de intereses coexistentes, y suelen rechazar el concepto «pueblo». Y piensan que la categoría pueblo es una mitificación de algo que en realidad no existe. Por eso llaman populistas a quienes defienden los derechos de los débiles (FT 163).
La caridad recoge la dimensión mítica y la dimensión institucional, porque exige incorporarlo todo. Por ejemplo, no hay vida privada si no existe un orden público (FT 164).
La verdadera caridad, cuando se da entre personas, puede alcanzar al lejano. El amor al prójimo es realista y no desperdicia ningún recurso. Por eso no basta una mística de la fraternidad, sino que es necesaria una organización mundial más eficiente (FT 165).
Si no creemos que pueden cambiar las personas y sus modos de vida, todo esto nos parecerá una ingenuidad. El Papa no critica el paradigma tecnocrático para controlar sus excesos, sino para denunciar el uso que hacemos de él. Eso se llama concupiscencia y solo con la ayuda de Dios podremos vencerla (FT 166).
Para dar calidad a las relaciones humanas hace falta una tarea educativa integral. Sin embargo, hay visiones liberales que imaginan un mundo que evoluciona por su propio dinamismo (FT 167).
Su fracaso frente a las pandemias ha demostrado que no todo se resuelve con la libertad de mercado. Este dogma de fe neoliberal corresponde a un pensamiento pobre y repetitivo que no resuelve la inequidad. Por eso, tenemos que volver a situar la dignidad humana en el centro (FT 168).
En algunas visiones economicistas no caben los movimientos populares que aglutinan a desempleados, trabajadores precarios y otros. Sin embargo, estas experiencias de solidaridad, que crecen desde abajo, son sembradoras de cambio en orden a un desarrollo humano integral (FT 169).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El poder internacional
El mundo perdió la oportunidad que supuso la crisis financiera del 2007-2008 para modernizar los principios de la economía. Tampoco hubo ninguna reacción en orden a regular la actividad financiera desde unos principios éticos. Peor aún, las estrategias han favorecido un mayor individualismo y una mayor libertad para que los poderosos salgan indemnes (FT 170).
El Papa insiste en que dar a cada uno lo suyo supone una redistribución del poder. Porque en el mundo de hoy existen muchos falsos derechos. Al mismo tiempo, grandes sectores se encuentran indefensos frente a un mal ejercicio del poder (FT 171).
El siglo XXI es escenario de un debilitamiento del poder de los Estados nacionales frente a los poderes económicos transnacionales. Porque la dimensión económico-financiera tiende a predominar sobre la política. Por ello se hace cada vez más necesaria la creación de instituciones internacionales dotadas de poder sancionador. O, por lo menos, que las organizaciones mundiales sean más eficaces en su labor de promover el bien común (FT 172).
En esta línea, es necesaria una reforma de la ONU y de la arquitectura económica internacional. Porque es necesario poner límites jurídicos al poder de unas pocas naciones para cooptar los puestos en esta institución. Es necesario arbitrar negociaciones al objeto de evitar que esta Organización sea deslegitimada (FT 173).
Hace falta valentía y generosidad para establecer libremente ciertos objetivos comunes. Y asegurar el cumplimiento de algunas normas básicas. Por otra parte, no debería rebajarse la exigencia de cumplimiento de los acuerdos suscritos. Además, deben favorecerse los acuerdos multilaterales frente a los bilaterales, porque protegen mejor los derechos de los Estados más débiles (FT 174).
Gracias a Dios tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil tienden a paliar las debilidades de la Comunidad internacional frente a los derechos humanos (FT 175).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Una caridad social y política
La palabra política está hoy desacreditada. Y son muchos los motivos. Sin embargo, ¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber paz social sin una buena política? (FT 176).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La política que se necesita
Insiste el Papa en que la política no debe estar supeditada a la economía. Tampoco la economía debe seguir los dictados de la tecnocracia. Aunque haya que rechazar el mal uso del poder, no se puede justificar una economía sin política. Eso sí, una «sana política» (FT 177).
La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y buscando el bien común a largo plazo. Esto es difícil. Especialmente difícil es pensar en las generaciones futuras, pues esto no da réditos electorales (FT 178).
La sociedad mundial tiene fallos estructurales que no se arreglan poniendo parches. Solo una sana política podría liderar los cambios necesarios (FT 179).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El amor político
Reconocer a cada ser humano como un hermano o hermana, y buscar una amistad social que integre a todos no es una mera utopía. Exige decisión y capacidad para hacerlo realidad. Cualquier empeño en esta línea supone un ejercicio supremo de caridad. Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada. Pero cuando se trata de encontrar justicia para todos, entramos en el campo de la caridad política (FT 180).
Todos los compromisos que brotan de la Doctrina Social de la Iglesia provienen de la caridad. Esto supone que el amor es también civil y político. El amor no se manifiesta únicamente en las relaciones íntimas y cercanas, sino también en las macro-relaciones (FT 181).
Esta caridad política supone haber superado todo individualismo. Cada uno es plenamente persona cuando pertenece a un pueblo. Al mismo tiempo, no hay verdadero pueblo sin considerar el rostro de cada persona. Sin embargo, hoy se pretende reducir las personas a individuos fácilmente dominables por poderes que tienen intereses espurios. La buena política busca caminos para la construcción de comunidades en orden a evitar los efectos disgregantes de la globalización (FT 182).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Amor efectivo
A partir del «amor social» es posible avanzar hacia una civilización del amor. El amor social es una fuerza capaz de transformar las estructuras y suscitar vías nuevas para afrontar los problemas del mundo de hoy (FT 183).
La caridad está en el centro de toda vida social sana y abierta. Sin embargo hoy parece irrelevante. Porque la caridad es mucho más que sentimentalismo subjetivo si está unida al compromiso con la verdad. Precisamente su compromiso con la verdad es lo que posibilita el universalismo de la caridad (FT 184).
La caridad necesita la luz de la verdad y esa luz es simultáneamente la de la razón y de la fe. Esto supone también el desarrollo de las ciencias. Porque, cuando está en juego el bien de los demás, no basta con las buenas intenciones (FT 185).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La actividad del amor político
Hay un amor llamado «elícito», que va dirigido directamente a las personas y los pueblos. Y hay además un amor «imperado», que actúa de manera indirecta, generando estructuras más sanas (FT 186).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Los desvelos del amor
Esta caridad, que debe impregnar la política, es siempre un amor preferencial por los últimos. En ella los pobres son valorados en su inmensa dignidad y respetado en su estilo propio y en su cultura. Y así verdaderamente integrados en la sociedad. La educación está al servicio de este camino en el que cada ser humano es artífice de su destino. Esto significa que el principio de subsidiariedad está al servicio del principio de solidaridad (FT 187).
La mayor preocupación del político no debería ser su caída en las encuestas, sino el fenómeno de la exclusión social y económica. Y esto más allá incluso de su propio país. Hay muchas vidas inocentes en juego. Por eso habría que evitar las palabras vacías que no conducen a nada. Y utilizar los avances tecnológicos para que las instituciones estén verdaderamente al servicio de los pueblos y de las personas más frágiles (FT 188).
Estamos todavía lejos de la globalización de los derechos fundamentales más básicos. Por eso, objetivo prioritario de la política mundial debería ser acabar con el hambre. Porque, cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos, millones de personas mueren de hambre. Mientras tanto, se desechan toneladas de alimentos. Junto a esto, la trata de personas es otra vergüenza para la humanidad que la política internacional no debería seguir tolerando (FT 189).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Amor que integra y reúne
La caridad política se expresa también en la apertura a todos. A quien le toca gobernar está llamado a renuncias que hagan posible un consenso. Parece una utopía ingenua esperar que todos encuentren un lugar, pero es algo irrenunciable (FT 190).
Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, un buen político da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad asfixia. No nos resignemos a vivir en un fragmento de realidad (FT 191).
El Papa pide a los artífices de la política y de la economía mundial difundir la cultura de la tolerancia. Cuando una determinada política siembra el miedo o el odio frente a otras naciones en nombre del bien del propio país, es necesario reaccionar a tiempo (FT 192).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Más fecundidad que éxitos
Todo político es también un ser humano, llamado a vivir el amor en sus relaciones interpersonales. Esto significa que, frente a las necesidades de sus semejantes, no basta con resolver los problemas. No hay necesidades, hay seres humanos necesitados (FT 193). También en la política hay lugar para el amor cercano y concreto (FT 194).
Esto nos ayuda a comprender que no siempre se trata de lograr grandes éxitos, que no siempre son posibles. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida (FT 195).
Por otra parte, es una gran nobleza desatar procesos cuyos frutos serán recogidos por otros. Con la esperanza puesta en las fuerzas secretas del bien que se siembra (FT 196).
Vista de esta manera, la política es más que lo que el marketing nos presenta. Reflexionando sobre el propio pasado, la pregunta no será entonces cuántos tuvieron una imagen positiva de mí, sino qué marca dejé en la vida de la sociedad (FT 197).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo VI. Diálogo y amistad social
Para encontrarnos y ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar (FT 198).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El diálogo social hacia una nueva cultura
Algunos tratan de huir de la realidad refugiándose en mundos privados. Y otros la enfrentan con violencia destructiva. Pero entre ambos siempre queda una tercera opción, el diálogo. Diálogo es la capacidad de dar y recibir permaneciendo abiertos a la verdad (FT 199).
Pero diálogo no es el febril intercambio de opiniones en las redes sociales. Eso son únicamente monólogos paralelos (FT 200).
El ruido de los medios hace más difícil el diálogo, porque permite que cada uno se atrinchere en sus posiciones alegando los errores ajenos. Prima la costumbre de descalificar al adversario, en lugar de enfrentar un diálogo abierto. De este modo se hace imposible llegar a una síntesis superadora. Lo peor es la generalización de estas tácticas comunes en el contexto mediático de una campaña política. Y este poder manipulador alcanza a todos los ámbitos de la sociedad (FT 201).
Esta falta de diálogo hace que el bien común pierda todo interés. Lo que está en juego entonces es la lucha por el poder o, en el mejor de los casos, la imposición de las propia forma de ver las cosas. Los héroes del futuro serán quienes sepan romper esta lógica enfermiza (FT 202).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Construir en común
El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro. Es decir, aceptar la posibilidad de que dicho punto de vista encierre algunas convicciones e intereses legítimos. Es cierto que, cuando alguien sostiene coherentemente lo que piensa, adhiere firmemente a valores y convicciones. Pero esto es compatible con comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo. Así es posible conversar sin disimular lo que creemos, buscando puntos en común y, sobre todo, trabajar juntos (FT 203).
Hoy existe el riesgo de pensar que el abordaje científico de las cuestiones es el único posible. Sin embargo, no es esta la actitud de los científicos, convencidos como están de la necesidad de comunicación entre diferentes disciplinas. Así el investigador se abre a conocer la realidad de manera más íntegra y plena (FT 204).
En este mundo globalizado internet ofrece posibilidades inauditas de comunicación. Y esto es don de Dios. Pero necesitamos verificar que las actuales formas de comunicación contribuyen a la tarea de construir el bien común. No podemos aceptar un mundo digital que saca lo peor de la gente (FT 205).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El fundamento de los consensos
El relativismo no es la solución. Aunque pueda parecer tolerancia, en realidad facilita que los poderosos interpreten los valores morales según la conveniencia del momento. Además, cuando no hay principios objetivos, las leyes parecen imposiciones caprichosas (FT 206).
Para que una sociedad tenga futuro, es necesario que haya asumido la dignidad humana como una verdad indiscutible. La búsqueda de la verdad y el apego a las verdades más fundamentales enriquece a la sociedad (FT 207).
Es necesario que aprendamos a desenmascarar las diferentes maneras de ocultar la verdad tanto en ámbito público como privado. Lo que llamamos verdad no es solamente la difusión de hechos por parte de los periodistas. Verdad son también los fundamentos que están detrás de nuestras opciones y de nuestras leyes (FT 208).
De otro modo, podría suceder que los derechos humanos fueran negados por los poderosos de turno. Porque no sería difícil lograr un «consenso» entre una población adormecida. De hecho, el individualismo indiferente y despiadado en el que hemos caído, ¿no nace también de esta pereza por buscar los valores más altos? Ante el relativismo existe el riesgo de que el poderoso o el más hábil terminen imponiendo una supuesta verdad. En cambio, ante las normas morales no hay privilegios ni excepciones para nadie (FT 209).
El desplazamiento de la razón moral deja sin base a la justicia. De este modo las leyes no sirven ya a la justicia, sino que se convierten en simple reflejo de las ideas dominantes. Así entramos en una degradación: «nivelando hacia abajo» por medio de un consenso superficial y negociador. De esta manera triunfa la lógica de la fuerza (FT 210).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El consenso y la verdad
Más allá del consenso circunstancial, el diálogo es el camino para reconocer aquello que debe ser afirmado y respetado por una sociedad plural. Hablamos de un diálogo sostenido por argumentos racionales. Un diálogo sostenido por el convencimiento de que es posible llegar a verdades elementales que puedan ser aceptadas por todos. Aceptar que hay algunos valores permanentes, otorga solidez y estabilidad a una ética social. Aunque hayamos llegado a ellos por medio del consenso, reconocemos que estos valores básicos están más allá de todo consenso (FT 211).
El Papa se pregunta si el hecho de que podamos reconocer estos valores básicos no significa que existe una verdad permanente que la inteligencia puede captar. Por consiguiente, no es necesario contraponer la conveniencia social, el consenso y la realidad de una verdad objetiva (FT 212).
Si hay que respetar siempre la dignidad ajena, es porque no es un invento nuestro. Es decir que existe en la dignidad humana una verdad que trasciende las cosas materiales y las circunstancias. Por ello, nadie puede sentirse autorizado por las circunstancias a negar esta convicción o a no obrar en consecuencia (FT 213).
Para los agnósticos, este principio les puede parecer suficiente. Pero para los creyentes, esta convicción tiene como fundamento Dios, que ha creado al hombre. Esto no significa la imposición de algún sistema moral, sino únicamente a unos principios morales básicos que pueden dar lugar a diversas normativas prácticas (FT 214).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Una nueva cultura
La vida es el arte del encuentro. El poliedro representa una sociedad donde las diferencias conviven complementándose. Porque de todos se puede aprender algo. Y esto implica incluir a las periferias. Porque quien está en ellas percibe aspectos de la realidad que no se reconocen desde los centros del poder (FT 215).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El encuentro hecho cultura
La palabra «cultura» indica algo que ha penetrado en el pueblo. La cultura de un pueblo es mucho más que una abstracción. Porque supone la forma de vivir de un conjunto humano. Entonces, hablar de «cultura del encuentro» significa que, como pueblo, nos apasiona intentar encontrarnos. Y esta cultura es del pueblo, no de un sector que intenta pacificar al resto con recursos profesionales (FT 216).
La paz social es trabajosa y artesanal. Sería más fácil contener las libertades y las diferencias con un poco de astucia y de recursos. Pero esa paz sería superficial y frágil. Integrar a los diferentes es un proceso lento, pero es garantía de una paz real y sólida (FT 217).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El gusto de reconocer al otro
Esto implica el hábito de reconocer al otro el derecho de ser él mismo y de ser diferente. A partir de ese reconocimiento hecho cultura es posible la gestación de un pacto social. Sin ese reconocimiento surgen maneras sutiles de buscar que el otro se vuelva irrelevante. Por eso, detrás de determinadas formas de violencia suele encontrarse otra violencia más solapada: el desprecio al diferente (FT 218).
Cuando un sector de la sociedad pretende disfrutar de todo lo que ofrece el mundo, como si los pobres no existieran, eso tiene consecuencias. Ignorar los derechos de los otros termina generando violencia. Un pacto social realista debe ser también un «pacto cultural«. Porque muchas veces los pobres rechazan pactos buenos, porque están expresados en un ropaje cultural que les es ajeno (FT 219).
Por ejemplo, los pueblos originarios no están en contra del progreso, pero lo entienden de manera diferente. El desprecio ante las culturas populares indígenas es una verdadera forma de violencia. Y ningún cambio será auténtico, profundo y estable, si no se realiza a partir de las diferentes culturas. Principalmente la cultura de los pobres (FT 220).
Este pacto también implica aceptar la posibilidad de ceder algo por el bien común. Una falsa tolerancia tiene que ceder paso al realismo dialogante. Siendo fieles a nuestros principios al tiempo que reconocemos el derecho a que el otro sea fiel a los suyos. En esto consiste el auténtico reconocimiento del otro que solo hace posible el amor (FT 221).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Recuperar la amabilidad
El individualismo consumista provoca mucho atropello. Los demás se convierten en meros obstáculos y crece la agresividad. Esta situación se acentúa en tiempos de crisis. Es entonces cuando ya no se disimula el «sálvese quien pueda». Sin embargo todavía es posible optar por el cultivo de la amabilidad. Hay personas que lo hacen y brillan en medio de la oscuridad (FT 222).
San Pablo mencionaba un fruto del Espíritu Santo (cf. Gal 5,22) con un término que traducido al castellano significa cualidad de afable. Las personas que tienen esta cualidad ayudan a los demás para que su vida sea más llevadera. Se expresa como amabilidad en el trato (FT 223).
La amabilidad es una liberación de la crueldad que a veces penetra las relaciones humanas. La ansiedad que no nos deja pensar en los demás o la urgencia distraída. Hoy no tenemos tiempo ni energías para detenernos en ser amables. Pero de vez en cuando encontramos el milagro de una persona amable. Este esfuerzo vivido cada día es capaz de crear esa convivencia sana que previene los conflictos. El cultivo de la amabilidad no es un detalle menor ni una actitud superficial o burguesa (FT 224).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo VII. Caminos de reencuentro
Necesitamos artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y reencuentro (FT 225).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Recomenzar desde la verdad
Reencuentro no significa volver a un momento anterior al conflicto. Porque el dolor y los enfrentamientos nos han transformado. Además ya no hay lugar para diplomacias vacías. Solo desde la verdad histórica es posible intentar una nueva síntesis para bien de todos. El compromiso de paz es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia. Y que honra la memoria de las víctimas, abriéndose a una esperanza común más fuerte que la venganza. El pueblo tiene derecho a saber qué pasó (FT 226).
En efecto, la verdad es inseparable de la justicia y de la misericordia. Verdad es contar a las familias desgarradas lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores reclutados. Y verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y abusos (FT 227).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La arquitectura y la artesanía de la paz
El camino hacia una mejor convivencia implica reconocer que el otro puede aportar una perspectiva legítima, al menos en parte. Incluso si se ha equivocado o ha actuado mal. Porque no se debe juzgar al otro por lo que hizo o dijo, sino por la promesa que hay en él (FT 228).
La verdadera reconciliación se alcanza de manera proactiva. Es decir, trabajando para construir una sociedad basada en el servicio a los demás, y no en el deseo de dominar. Una sociedad en la que el valor de estar todos juntos esté por encima de cualquier grupo menor al que pertenezcamos (FT 229).
Alcanzar un sentimiento de pertenencia por el cual, sin perder nuestra identidad, podamos superar lo que nos separa. En las familias, todos contribuyen al bien común. Habrá peleas, pero ese lazo familiar permanece siempre. Sería muy bueno que pudiéramos ver a todos con los mismos ojos con los que vemos a la familia (FT 230).
Muchas veces habrá que negociar para alcanzar la paz. Pero las grandes transformaciones no se gestan en los despachos. Hay una «arquitectura» de paz realizada por las instituciones. Pero hay también una «artesanía» de paz que nos involucra a todos. Los caminos de pacificación no pueden obviar los procesos de la gente (FT 231).
La paz social de un país es una tarea que no termina y que exige el compromiso de todos. Que en este esfuerzo huyamos de toda tentación de venganza y de búsqueda de intereses particulares y a corto plazo (FT 232).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Sobre todo con los últimos
La amistad social no supone únicamente el acercamiento entre grupos sociales enfrentados a partir de algún conflicto. Sino que es también la búsqueda de un reencuentro con los sectores más empobrecidos y vulnerables. Para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación (FT 233).
Muchas veces los pobres y los descartados reaccionan con actitudes que pueden parecer antisociales. Y es importante entender que estas reacciones tienen que ver con la historia de menosprecio y exclusión social que han padecido. Solo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus anhelos y su forma de vivir la fe (FT 234).
Sin equidad y sin un desarrollo humano integral es imposible la paz. Por eso, si hay que volver a empezar, deberá ser siempre desde los últimos (FT 235).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El valor y el sentido del perdón
Algunos piensan que el conflicto y la violencia forman parte del funcionamiento normal de una sociedad. Otros piensan que el perdón es ceder del propio espacio para que otros dominen la situación. Por eso consideran que lo mejor es crear un juego de poder, que permita mantener un equilibrio de fuerzas. Otros piensan que la reconciliación es cosa de débiles. Por eso eligen una paz aparente disimulando las injusticias para escapar de los problemas (FT 236).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El conflicto inevitable
El perdón y la reconciliación son temas acentuados por el cristianismo. Y también de diversas formas por otras religiones. El riesgo está en la presentación errónea de los principios religiosos alimentando de un lado la inercia y del otro la intolerancia (FT 237).
Jesucristo nunca invitó a fomentar la violencia o la intolerancia. Cf. Mt 20,25-26; 18,22.23-35 (FT 238).
Las comunidades cristianas, que vivían en un mundo pagano plagado de corrupción, practicaban sin embargo la tolerancia. Algunos textos son muy claros al respecto (cf. 2 Tim 2,25; Tit 3,2-3). El libro de los Hechos atestigua que los Apóstoles gozaban de la estima de todo el pueblo (2,47) (FT 239).
Sin embargo, encontramos en boca de Jesús una expresión que nos sorprende. «No piensen que vine a traer paz a la tierra. ¡No vine a traer paz, sino espada! Vine a enfrentar al hijo contra su padre, a la hija contra su madre… (Mt 10,34-36). Es importante colocar este texto dentro de su contexto. Jesús no nos está invitando a buscar conflictos, sino a aceptarlos como consecuencia de nuestra opción (FT 240).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Las luchas legítimas y el perdón
No se trata de proponer un perdón renunciando a los propios derechos. Estamos llamados a amar a todos sin excepción. Pero amar a un opresor no es consentir que lo siga siendo. Amarlo es impedir que continúe usando ese poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser humano. Quien sufre la injusticia, tiene que defender con fuerza sus derechos y los de su familia. Porque en ellos está la dignidad que Dios le ha dado (FT 241).
La clave está en no hacerlo desde la ira o el deseo de venganza. Nadie alcanza la paz interior ni se reconcilia con la vida de esa manera (FT 242).
No es tarea fácil superar el amargo legado que dejan los conflictos. Esto solo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (cf. Rom 12,21). Porque, ante las ofensas recibidas, la bondad no es debilidad, sino auténtica fuerza capaz de renunciar a la venganza. También en lo personal, ese duro juicio que albergo contra mi hermano es un fuego que debo apagar para que no se convierta en incendio (FT 243).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La verdadera superación
La verdadera reconciliación no escapa del conflicto, sino que se logra en el conflicto. Superándolo a través del diálogo y de la negociación transparente, sincera y paciente (FT 244).
Pero la unidad no es apostar por un sincretismo. Tampoco por la absorción de uno en el otro. La unidad se logra en un plano superior que conserva en sí lo mejor de las polaridades en pugna (FT 245).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La memoria
La reconciliación es un hecho personal y nadie puede imponerla al resto de una sociedad. En el ámbito personal, alguien puede libre y generosamente, renunciar a exigir un castigo (cf. Mt 5,44-46). Pero nadie puede decretar una «reconciliación general» pretendiendo cerrar las heridas con un manto de olvido. Nadie se puede arrogar el derecho de perdonar en nombre de los demás. Y, desde luego, jamás se puede proponer el olvido (FT 246).
La Shoah no debe ser olvidada. Es el símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando alentada por falsas ideologías, olvida la dignidad de la persona (FT 247).
Tampoco deben olvidarse los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki. No podemos permitir que las nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido. Tampoco deben olvidarse las persecuciones, tráfico de esclavos y matanzas étnicas. Debemos recordarlos siempre y sin descanso (FT 248).
Es fácil caer en el olvido con el pretexto de que aconteció hace mucho tiempo. ¡No, por Dios! Nunca se avanza sin memoria. Lo necesitan las víctimas para no ceder a la lógica de la represalia. Pero no se trata únicamente de hacer memoria de los horrores. La memoria debe ser también de todos aquellos que supieron recuperar la dignidad y con sus gestos optaron por la fraternidad. Es muy sano hacer memoria del bien (FT 249).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Perdón sin olvidos
El perdón no implica olvido. Podemos perdonar cuando algo no puede ser negado. También cuando jamás debe ser tolerado. E incluso cuando algo no puede ser olvidado. El perdón es gratuito y puede perdonarse también a quien es incapaz de pedir perdón (FT 250).
Los que perdonan de verdad no olvidan. Pero no se dejan llevar por la fuerza destructiva que los ha perjudicado. Rompen el círculo vicioso. La venganza no resuelve nada (FT 251).
No estamos hablando de impunidad. Pero la justicia hay que buscarla por sí misma, por respeto a las víctimas, para prevenir nuevos crímenes. No para descargar la propia ira, sino por el bien común (FT 252).
Cuando hubo injusticias mutuas, pueden no haber tenido la misma gravedad. De todas formas, no se puede pretender que solamente se contemplen las injusticias de una de las partes (FT 253).
El Papa pide a Dios que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura, religión. Y que nos envíe en la búsqueda de la paz (FT 254).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La guerra y la pena de muerte
Hay dos situaciones extremas que pueden presentarse como soluciones en circunstancias especialmente dramáticas. Pero ambas son soluciones falsas, porque solamente añaden nuevos factores de destrucción. Se trata de la guerra y de la pena de muerte (FT 255).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La injusticia de la guerra
La guerra no es un fantasma del pasado, sino que se ha convertido en una amenaza constante (FT 256).
La guerra es negación de todos los derechos y dramática agresión al ambiente. Para evitarla hay que asegurar el imperio del derecho y recurrir a la negociación. Para ello, la Carta de las Naciones Unidas jugó en el pasado un papel importante en el logro de una paz mundial. Pero, para que no se pierda su eficacia, hace falta que los intereses de un país no prevalezcan sobre el bien común (FT 257).
Muchas veces se recurre a la guerra con todo tipo de excusas y engaños. El Catecismo de la Iglesia Católica habla de la posibilidad de la legítima defensa mediante la fuerza militar. Pero fácilmente se recurre a una interpretación demasiado amplia de este supuesto derecho. Asimismo, la capacidad destructiva de las armas actuales hace que se vean implicados muchos civiles inocentes. Por eso no es posible hablar hoy de «guerra justa» (FT 258).
Además, debido a la globalización, cualquier conflicto tiene consecuencias mundiales. Hoy ya no hay «pedazos» de guerra, sino una «guerra mundial a pedazos» (FT 259).
Decía S. Juan XXIII que es un absurdo considerar la guerra como un modo de resarcir el derecho violado. Pero se desaprovecharon las oportunidades que ofrecía el final de la guerra fría, cediendo a la búsqueda de intereses particulares (FT 260).
La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad. No nos quedemos en discusiones teóricas y preguntemos a las víctimas (FT 261).
La paz mundial no se puede basar en una falsa seguridad con la amenaza de destrucción mutua. Tampoco en el mantenimiento de un equilibrio de poder. Al contrario, hagamos un Fondo mundial con el dinero que se emplea en gastos militares (FT 262).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La pena de muerte
Hay otra manera de hacer desaparecer al otro, que no se dirige a países sino a personas. Es la pena de muerte. La Iglesia se compromete con determinación para que sea abolida en todo el mundo (FT 263).
En el Nuevo Testamento se pide a los particulares que no se tomen la justicia por cuenta propia (cf. Rom 12,17.19). Pero también se reconoce la necesidad de que las autoridades impongan castigos a quienes obran mal (cf. Rom 3,4; 1 Pe 2,14). (FT 264).
Sin embargo, ya desde los primeros siglos, algunos se manifestaron contrarios a la pena capital. Así Lactancio, el Papa Nicolás I y, especialmente, san Agustín (FT 265).
Los miedos llevan muchas veces a entender la justicia de manera vindicativa, cuando no cruel. Y se olvida el elemento sanador de la justicia. Se incita a la venganza no solo contra el culpable, sino también contra el sospechoso (FT 266).
Los Estados disponen hoy de otros medios para defender la vida de otras personas ante el agresor injusto. Particular gravedad tienen las llamadas ejecuciones extrajudiciales, que son homicidios deliberados cometidos por algunos Estados (FT 267).
Los argumentos contra la pena de muerte son bien conocidos. La Iglesia ha destacado la posibilidad de error judicial. También el uso que hacen de la pena de muerte los Estados dictatoriales. Por ello estamos llamados a luchar por la abolición de la pena de muerte y por la mejora de las condiciones carcelarias. En particular para terminar con la cadena perpetua, que viene a ser otra forma de pena de muerte (FT 268).
Recordemos que ni siquiera el homicida pierde su dignidad personal, y Dios mismo es su garante (FT 269).
El Papa recuerda las palabras de Jesús al discípulo que pretendía defenderle: «¡Vuelve tu espada a su lugar!» (Mt 26,52). (FT 270).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Capítulo VIII. Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo
Desde la fe en Dios el hombre alcanza una dignidad que ayuda a construir fraternidad y a defender la justicia. Por eso, el diálogo entre las religiones no se hace por diplomacia o tolerancia, sino para establecer amistad y compartir valores (FT 271).

Resumen de la encíclica Fratelli tutti. El fundamento último
Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas para la fraternidad. Porque, aunque la razón puede aceptar la igualdad de todos los hombres y alcanzar una convivencia cívica, no justifica una hermandad (FT 272).
Si no existe una verdad trascendente, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres. Si no se reconoce una verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder. La raíz del totalitarismo moderno reside en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana. Dignidad que radica en que es imagen de Dios y que, por tanto nadie puede violar (cf. Centesimus annus, 44). (FT 273).
Desde nuestra experiencia de fe, los creyentes sabemos que hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades. Buscar a Dios con corazón sincero nos ayuda a reconocernos compañeros de camino. Siempre que no lo empañemos con nuestros intereses ideológicos o instrumentales. En cambio, cuando en nombre de una ideología se intenta expulsar a Dios de la sociedad, los derechos humanos terminan siendo pisoteados (FT 274).
No puede admitirse que, en el debate público solamente tengan voz los poderosos y los científicos. Los textos religiosos clásicos pueden ofrecer significado para todas las épocas, aunque sean despreciados por los racionalismos (FT 275).
Por estas razones, aunque la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su misión al ámbito de lo privado. Es cierto que los ministros religiosos no deben hacer política partidaria. Pero eso no implica renunciar a la dimensión política de la existencia. La Iglesia tiene un papel público que, más allá de la asistencia y la educación, procura la promoción del hombre y la fraternidad universal (FT 276).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. La identidad cristiana
La Iglesia valora la acción de Dios en las demás religiones. Pero los cristianos no podemos esconder la luz del Evangelio. Otros beben de otras fuentes. Pero, para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo (FT 277).
Llamada a encarnarse en todos los rincones, la Iglesia puede comprender la belleza de la invitación al amor universal. Porque todo lo que es humano tiene que ver con nosotros. Para muchos cristianos, este camino de fraternidad tiene también una Madre (FT 278).
Los cristianos pedimos que, en los países donde somos minoría, se nos garantice la libertad. Así como nosotros también la favorecemos a quienes son minoría. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental. Lo que tenemos en común es tanto y tan importante, que es posible encontrar un modo de convivencia pacífica (FT 279).
Al mismo tiempo pedimos a Dios que afiance la unidad dentro de la iglesia. Jesús dijo: «que todos sean uno» (Jn 17,21). Escuchando su llamado, reconocemos con dolor que al proceso de globalización le falta la contribución profética y espiritual de la unidad de los cristianos (FT 280).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Religión y violencia
Entre las religiones es posible un camino de paz. El punto de partida debe ser la mirada de Dios. Porque la mirada de Dios es la misma para cada persona, ya sea creyente o ateo. Cuando llegue el último día, y podamos ver las cosas como son, ¡nos vamos a llevar cada sorpresa! (FT 281).
No se trata de ser más ligth o de esconder nuestras convicciones para podernos encontrar con los otros. Al contrario, cuanto más rica sea una identidad, más podrá aportar a los otros. Pero nos vemos desafiados a volver a nuestras fuentes para concentrarnos en lo esencial: la adoración a Dios y el amor al prójimo. Porque la violencia no encuentra fundamento en las convicciones religiosas fundamentales, sino en sus deformaciones (FT 282).
En realidad, «el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor» (1 Jn 4,8). Por lo tanto, el terrorismo no es a causa de la religión, sino de interpretaciones equivocadas de los textos religiosos. Por eso es necesario interrumpir el apoyo a los grupos terroristas. Y considerar el terrorismo como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales (FT 283).
A veces la violencia fundamentalista es desatada en algunos grupos por la imprudencia de sus líderes. Pero el mandamiento de la paz está inscrito en lo profundo de las tradiciones religiosas. Por eso los líderes están llamados a construir la paz, no como intermediarios, sino como auténticos mediadores (FT 284).
Resumen de la encíclica Fratelli tutti. Llamamiento
Las religiones no incitan nunca a la guerra, ni invitan a la violencia. Estas desgracias son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones, y también de ciertos abusos. En efecto, Dios no necesita ser defendido por nadie y no desea que su nombre sea utilizado para aterrorizar a la gente. En el nombre de Dios «asumimos» la cultura del diálogo como camino, la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio (FT 285).
Además de a san Francisco de Asís, el Papa recuerda a otros hermanos no católicos. Martin Luther King, Desmond Tutu, Mahatma Mohandas Gandhi y muchos más. Para terminar recordando de una forma especial a Carlos de Foucauld (FT 286).
Foucauld concretó su sueño de entrega a Dios identificándose con los últimos en lo profundo del desierto africano. Quería ser «hermano universal», pero solo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos (FT 287).
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Francisco I – Resumen de la encíclica «Laudato si» (24.05.2015)
Excelente resumo. Muito útil para compartilhar com quem tem pouco tempo para ler o texto integral.
Obrigada!