Tiempos litúrgicos

Tiempos litúrgicos

La liturgia nos brinda la oportunidad de pararnos ante los diferentes misterios de la vida de Cristo, a través de los distintos tiempos litúrgicos.

Adviento

El Adviento nos sitúa en una espera que no es sólo un aguardar expectante, sino también y sobre todo esperanza. Porque la llegada de Cristo hoy depende en gran medida de nuestro deseo de que este acontecimiento tenga lugar. No que la venida de Cristo esté en nuestras manos, ni siquiera nuestra propia actitud está en nuestras manos. En nuestras manos está únicamente pedir la gracia para dejar que Dios  haga lugar para él en nuestro corazón.

Navidad

La Navidad es mucho más que una fiesta familiar, con sus luces y sus sombras. Porque la Navidad se ha limitado muchas veces a que la familia haga piña, ha llegado a ser motivo de gran tristeza para muchas personas, sobre todo ancianos. Navidad es Dios con nosotros y, para quien lo sabe así, nunca podrá ser motivo de tristeza, aunque esté solo.

Cuaresma

Cuaresma es tiempo de conversión. A pesar de sus similitudes, tiene poco que ver con el Adviento. Era el tiempo en el que los catecúmenos se preparaban para recibir el bautismo y toda la comunidad ayunaba con ellos.

Semana Santa

La Semana Santa es el momento en el que la humanidad de Jesús se ve con mayor fuerza. Por eso es importante no quedarnos en los sufrimientos físicos de Jesús. Esto nos deja con una imagen desde fuera, que puede llevarnos a la compasión, al amor y a la gratitud, pero esto es insuficiente. Para sacar de este tiempo todo su fruto, conviene vivir estos días desde el interior del propio Cristo. No es fácil, pero esto nos brinda la única oportunidad de comprender lo que significa la Resurrección. que es el fundamento de nuestra fe.

Pascua

A quien no cree en la Resurrección de Cristo, o piensa que Cristo sigue vivo únicamente como Dios, no se le puede llamar cristiano. La Pascua ha sido desde el comienzo, el dogma fundamental de nuestra fe. Pero una cosa es creerlo y otra experimentarlo.

Porque la Resurrección no es un milagro. Milagro fue la «resurrección» de Lázaro, que todo el pueblo pudo ver. Este tipo de «resurrección» recibe el nombre de reanimación, para distinguirlo de la Resurrección de Cristo. Lázaro volvió a la misma vida que tenía antes de morir, y después murió igual que sus hermanas y el resto de sus paisanos. Cristo, en cambio, «ya no muere más, la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom 6,9).

Decíamos que creerlo es una cosa y experimentarlo es otra. Y la experiencia de la Resurrección pasa por la cruz, porque muerte y resurrección son las dos caras de una misma moneda. La Resurrección es el triunfo sobre el pecado y sobre la muerte. No solo sobre la muerte, sino también y sobre todo sobre el pecado del mundo, el mismo que llevó a Jesús hasta la cruz.

Los tiempos litúrgicos nos llevan así de la mano para que, año tras año, podamos ir penetrando en el ser mismo de Cristo.

CONVERSIÓN CRISTIANA. «Convertíos y creed la Buena Nueva» (Mc 1,15)

Conversión es sinónimo de transformación. Quien se convierte, se transforma en algo que antes no era. Ahora bien, en qué consista la conversión depende en gran manera de la situación inicial de quien se convierte. Tres situaciones desde las cuales entender la conversión En función de dicha situación inicial, en el cristianismo la conversión puede […]

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