Seguir a Cristo

Seguir a Cristo

Cuando alguien se plantea seguir a Cristo, surgen las dudas. ¿Qué es seguir a Cristo? El empeño de san Ignacio de Loyola por ir a Tierra santa y procurar por todos los medios visitar determinados lugares y vivir del modo más parecido posible al modo en el que vivió Jesús de Nazaret es más común de lo que podría pensarse. Solo que san Ignacio lo llevó a la práctica, mientras que los demás nos limitamos a desearlo.

Para la mayoría de las personas esto ni siquiera es posible. Una determinada forma de vida, menos aún, una forma de vida tan extrema, no es universalizable. Y, lo que es más importante, tal mimetismo no garantizaría un verdadero seguimiento. Porque lo que marca la diferencia es cumplir la voluntad de Dios.

Aquí pueden aplicarse las palabras de san Pablo sobre la caridad. Por muchas heroicidades que yo haga, si no tengo amor, no me sirve de nada (cf. 1 Cor 13).

Seguir a Cristo es entregar la vida en las manos del Padre, como hizo Cristo. Seguir a Cristo no es imitar gestos externos, es ser otro Cristo. Es tener el espíritu de Cristo. Es dejarse amar por Dios, es buscar su voluntad en todas las cosas.